Josselin Corea Escalante tenía 9 años cuando ella, su madre y su hermano pequeño salieron de Guatemala para pedir asilo en Estados Unidos, creyendo que les ofrecería seguridad.
Llegaron a Tennessee, donde Josselin —cuya familia la llama Dallana, su segundo nombre— celebró su decimoquinto cumpleaños en 2023 con una fiesta primaveral de quinceañera en un salón de fiestas de Nashville.
Pero la semana pasada, otro estudiante le disparó y mató a Josselin, de 16 años, en la cafetería de su escuela. Ahora su familia, que sigue esperando una decisión sobre su solicitud de asilo, se pregunta si merece la pena quedarse. La principal razón por la que hicieron el angustioso viaje a Estados Unidos —a pie, durante casi dos meses— fue el temor a que Josselin y su hermano fueran secuestrados o asesinados por pandillas de Guatemala.
Se habían trasladado a Estados Unidos “para un sueño mejor”, dijo German Corea, su padre, esta semana. “Pero la verdad que no está mejor en ningún lado. En Guatemala, en las escuelas no se oye, nunca se ha oído que alguien mata alguien en la escuela”.
Él y su esposa ya han tomado una decisión desgarradora: enviar el cuerpo de Josselin a Guatemala para su entierro, una manera de asegurarse de que volverán a reunirse si deciden —o se ven obligados— a irse de Estados Unidos. Corea llegó al país antes que su esposa e hijos y no forma parte del caso de asilo, por lo que corre más riesgo de ser deportado.
“Fue el país quien me la ha quitado”, dijo Corea. Y “si nosotros regresamos a nuestro país”, agregó “ella va a estar con nosotros”.
A Josselin le iba muy bien en Nashville, donde le encantaba cantar y jugar fútbol. Una vez rechazó un viaje de tres días para no faltar a clase. Quería ser médico, dijo su tío, Carlos Corea: “El significado de un doctor, ¿cúal es? es salvar vidas, ¿verdad? yo creo que no fue justo para ella”.
El 22 de enero, un estudiante que, según la policía, se había expresado con retórica de odio en internet, llevó una pistola a la secundaria Antioch High School, en el sur de Nashville. Abrió fuego, mató a Josselin e hirió a otro estudiante antes de dispararse. La policía no ha dicho si el objetivo del atacante era Josselin.
A un mes de iniciado 2025, se han producido al menos 15 tiroteos en un campus escolar o cerca de él, según la Base de Datos de Tiroteos en Escuelas K-12.
La pérdida de Josselin, quien con frecuencia servía de traductora para su familia, ha llevado a algunos de ellos a hablar claro.
“La verdad, no me da miedo porque estoy diciendo lo que es, estoy diciendo lo que siento”, dijo Carlos Corea en español.
Por eso él y otro tío de Josselin, Juan Corea, se encontraban el lunes en la escalinata del Capitolio del Estado de Tennessee, rodeados por una multitud de legisladores demócratas, estudiantes y activistas del control de armas. Al salir de la iglesia cercana donde celebraron un funeral para Josselin, vieron a la gente reunida con fotos de su sobrina y comprendieron lo que estaba ocurriendo.
“Jamás pensamos que estaríamos en esa posición ni haciendo nada de eso pero sí queríamos enviar un mensaje”, dijo Carlos corea más tarde. Los dos hombres llevaban fotos de Josselin, con su tiara de quinceañera y un brillante vestido rojo.
En Nashville ya ha habido protestas por el control de armas, sobre todo en 2023, tras la muerte de tres alumnos de tercer año y tres miembros del personal en una escuela cristiana privada. Pero con la llegada de los legisladores para debatir la creación de un zar estatal encargado de la migración, la multitud de esta protesta vinculó repetidamente la amenaza de la aplicación de las leyes de inmigración con sus temores a la violencia armada.
A través de un intérprete, Carlos Corea se dirigió a la multitud en nombre de su familia. Mientras le aclamaban, levantó el puño.
En el silencio de la casa donde se reunían para las comidas semanales, los familiares de Josselin no han podido descansar. Su tío Juan ha estado pensando en el baile que compartieron durante la celebración del cumpleaños de ella, donde le dijo a Josselin que la quería. Su padre contempla la posibilidad de hacer activismo en su nombre.
“La verdad que tenemos apoyo. Pero lo que les digo a todos los padres que les han quitado los hijos en las escuelas: que no se queden así”, dijo. “Que sigan removiendo lo que puedan para que haga justicia por nuestros hijos, porque si nos quedamos con las manos cruzadas, esto va seguir siendo lo mismo”.
Aunque la escuela Antioch ha reabierto sus puertas, con un agente de recursos escolares adicional y nuevos detectores de metales, los primos de Josselin que iban a la escuela con ella tienen miedo de volver. Pronto se matricularán en otra escuela, dijeron sus familiares.
El jueves, el ataúd rosa de Josselin fue cargado en un avión para su viaje de regreso a Guatemala. Allí la esperaban sus abuelos y su tía.